Dieta equilibrada: una alimentación saludable se rige por incluir todos los alimentos de la pirámide nutricional, pero en las proporciones adecuadas y en la cantidad suficiente. Lo recomendable es evitar los alimentos artificiales y los azúcares.
Hábitos tóxicos: debemos evitar los vicios como: el tabaco,
el alcohol y las drogas, los cuales inciden de forma muy negativa sobre la
salud.
Higiene: una higiene adecuada evita muchos
problemas de salud: desde infecciones a problemas dentales o dermatológicos. El
concepto de higiene no sólo se refiere al aseo y limpieza del cuerpo, sino que
afecta también al ámbito doméstico.
Ejercicio físico: al menos 30 minutos diarios de actividad física para mejorar la salud, contribuir a la eliminación del estrés, dormir mejor, adquirir un estado de relajación, evitar cambios de humor, mejorar la autoestima y el estado de satisfacción personal.
Productos tóxicos: Es importante evitar en lo posible exponer nuestro organismo a productos tóxicos como la contaminación ambiental, la cual es considerada uno de los mayores factores de riesgo para la salud.
Equilibrio mental: El estado de bienestar emocional y psicológico es necesario para mantener y desarrollar las capacidades cognitivas, las relaciones sociales y el afrontamiento de los retos personales y profesionales de la vida diaria. El estrés, el cansancio, la irascibilidad, la ansiedad son algunos signos de que el estado mental no es del todo saludable.
Actividad social: las relaciones sociales son un aspecto fundamental para la salud del ser humano. El aislamiento social puede llevar a un deterioro gradual e irreversible de las capacidades físicas y mentales, incluso a la incapacidad física y la demencia.
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